Y que el silencio sea un lienzo en el que las palabras se posen. Para ser, estar,… asistir a la decadencia de unos sesos deshidratados de todo, curtidos de nada y otras (las menos), ser testigos de la grandeza de quien pule el habla para deleite de escuchantes. Pinceladas sonoras sin orden ni concierto para muchos, genialidad musical inspiradora para unos pocos.
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